"No escribo para ser entendido, escribo para comprender"

Robert Cecil Day-Lewis (1904-1972),
poeta irlandés

jueves, 31 de marzo de 2011

Romance de la doncella guerrera


jeje.. es curioso, pero últimamente han venido muchos fragmentos literarios a mi memoria. Esto en parte me hace feliz, porque me hace sentir que mi parte literaria no ha muerto, sino que simplemente dormitaba.

Ahora quiero compartirles un "Romance" que leí cuando iba en la primaria. Siempre me gustó mucho, siempre me impactó. Hace poco vinieron frases aisladas a la mente. Lo busqué y lo encontré. Ahora lo comparto.

El autor lo desconozco. Si alguien lo conoce, le agradecería que me compartiera ese dato.



ROMANCE DE LA DONCELLA GUERRERA.



Personajes:

—El padre.
—La hija (o Don Martín).
—La madre.
—El Príncipe.
—La reina.
—El Rey.
—Un narrador.

El padre:
—Pregonadas son las guerras
de Francia con Aragón,
¡cómo las haré yo, triste,
viejo, cano y pecador!,
¡oh maldita suerte mía,
yo te echo mi maldición;
que me diste siete hijas
y no me diste un varón!.

Un narrador:
—Ahí habló la más chiquita,
en razones la mayor.

La hija:
—No maldigaís a la suerte,
que a la guerra iré por vos;
me daréis las vuestras armas,
vuestro caballo trotón.

El padre:
—Conoceránte en los ojos hija,
que muy bellos son.

La hija:
—Yo los bajaré a tierra
cuando pase algún varón.


El padre:
—Conoceránte en los pies,
que muy menuditos son.

La hija:
—Pondréme las vuestras botas,
bien rellenas de algodón.

El padre:
—Conoceránte en los pechos,
que asoman bajo el jubón.

La hija:
—Yo los apretaré padre,
a la par de mi corazón.

El padre:
—Tienes las manos muy blancas
hija, no son de varón.

La hija:
—Yo les quitaré los guantes,
para que las queme el sol.

Un narrador:
—Al despedirse de todos,
se le olvida lo mejor:

La hija:
—¿Cómo me he de llamar, padre,
cómo me he de llamar yo?.

El padre:
—Don Martinos, hija mía,
que es como me llamo yo.

Un narrador:
—Dos años anduvo en guerra,
y nadie la conoció,
si no fue el hijo del rey,
que de ella se enamoró.

El príncipe:
—Herido vengo, mi madre,
de amores me muero yo,
los ojos de don Martín
son de mujer, de hombre no.

La reina:
—Convídalo tú, mi hijo,
a las tiendas a comprar;
si don Martín es mujer,
corales querrá llevar.

Un narrador:
—Don Martín, como entendido,
a mirar las armas va.

Don Martín:
—¡Qué rico puñal es éste,
para con los moros pelear!.

El príncipe:
—Herido vengo, mi madre,
amores me han de matar;
los ojos de don Martín
roban el alma al mirar.

La reina:
—Llevaráslo tú, hijo mío,
a la huerta a descansar;
si don Martín es mujer,
a los almendros irá.

Un narrador:
—Don Martín no ve las flores,
una vara va a cortar.

Don Martín:
—¡Oh, qué varita de fresno,
para el caballo arrear!.

El príncipe:
—Herido vengo, mi madre,
amores me han de matar;
los ojos de don Martín
nunca los puedo olvidar.

La reina:
—Convídalo, mi hijo,
a los baños a nadar;
si el caballero no es hombre,
se tendrá que acobardar.

Un narrador:
—Todos se están desnudando,
don Martín muy triste está.

Don Martín:
—Cartas me fueron venidas,
cartas de grande pesar,
que se halla el conde mi padre,
enfermo para finar;
licencia le pido al rey
para irle a visitar.

El rey:
—Don Martín, esa licencia
no te la quiero negar.

Un narrador:
—Ensilla el caballo blanco,
de un salto se va a montar,
por unas vegas arriba
corre como un gavilán.

La hija:
—¡Adios, adios el buen rey,
y tu palacio real!,
Que dos años te serví
como doncella leal,
y otros tantos te sirviera,
si no fuera al desnudar.

Un narrador:
—Óyela el hijo del rey
de altas torres donde está,
revienta siete caballos
para poderla alcanzar.

La hija:
—¡Corre, corre, hijo del rey,
Que no me habrás de alcanzar
hasta la casa de mi padre,
si quieres irme a buscar!…
Campanitas de mi iglesia,
ya os oigo repicar;
puentecito de mi pueblo,
ahora te vuelvo a pasar.
¡Abra las puertas, mi padre,
ábralas de par en par!
¡Madre, sáquenme la rueca,
que traigo ganas de hilar,
que las armas y el caballo
bien los supe manejar!.

La madre:
—¡Abre las puertas, Martinos,
y no te pongas a hilar!
Ya están aquí tus amores,
los que te van a llevar


7 comentarios:

  1. A quien se le ocurrio agregar este texto en un libro de lecturas de primaria, es para agradecerle. Este texto tambien me marco tambien mi epoca de infancia. Tengo todavia el libro de lecturas donde viene. ¡Saludos¡ soy de Morelia. Y gracias por compartirlo.

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  2. Me encanta este poema, al leerlo me transporte en el tiempo a aquellos dias de mi niñez y no pude contener el llanto. Ya había buscado este poema antes pero no lo encontraba. Gracias por publicarlo .

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  3. gracias por compartirlo.Me hiciste recordar los bellos momentos de mi infancia.

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    1. No hay de qué. Me alegro que también lo hayan disfrutado tanto como yo. Saludos.

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